lunes, 2 de febrero de 2009

El velocímetro terrestre

Eran tiempos mucho más adelantados a los del ayer, allá por el siglo XXI. La ciencia estaba muy avanzada y había dado un giro de ciento ochenta grados a todo lo que a ella le concernía. Tal era este giro que se pasó de la idea copérnica a la idea geocentrista. Todas las anteriores hipótesis, teorías, incluso ciertas leyes eran burdas farsas, las cuales no tenían ningún peso en los tiempos citados. La ley que más discusiones y reparos había provocado era la anticuada Ley de Hubble, la cual decía que todo se alejaba de todo a velocidad cada vez superior, proporcional a esta distancia.

Podemos pensar que este cambio tan repentino no fuera ningún avance, simplemente un mero retroceso, pero eso no eran lo que pensaban los actuales científicos, pues pensaban estar cada vez más cerca de la verdad. La Tierra era el centro de todo, todo se movía alrededor de ella y ella era la causa de todo. La teoría de cuerdas, no obstante, había avanzado y hasta se había comprobado experimentalmente debido a los extraordinarios avances que había sufrido la tecnología. Esta suma de hasta diez dimensiones, explicaba el comportamiento de todo o casi todo el universo y gracias a ellas, se podía explicar de manera experimental el por qué de que las cosas eran de esa manera y no de otra.

En estos tiempos, tanto el sentimiento como la idea racional había experimentado profundos cambios, debido a causas que no vienen al caso, pues nos llevaría demasiado tiempo, los científicos más importantes y por tanto los más influyentes, habían llegado a la conclusión de que el universo no se había podido originar de la nada, sino que debía haber algo detrás, un ser que lo moviera todo, un ser que nos diera ese importante papel en todo el esplendor que concierne al universo, un ser que nos diera el sentido de nuestra vida, un ser que no nos hiciera sentirnos solos, y estaban convencidos de que ese ser era Dios.

Debido a este convencimiento, los mayores científicos de la época, así como casi toda la población terrestre, ya que los científicos eran los mayores influyentes de grandes masas, tenían la certeza de que lo controlaban todo a su alrededor, de que nada podría ocurrirle a la Tierra, de que no era necesario poblar otros planetas o satélites, pues también en cuanto a avances para proteger el medio ambiente, era algo de lo que podían sentirse muy orgullosos. Habían conseguido restablecer por completo la capa de ozono, disminuir la contaminación en todos los rincones, incluso en los más recónditos e indómitos del globo terrestre y tenían entre manos un importante proyecto a nivel internacional para proporcional al Sol de una energía infinita y así no apagarse de manera eterna. Cabe citar que el Sol del siglo XXI, llegó a llamarse astro infernal, pues no daban crédito a que algo externo a ellos les condicionase la vida, pues ellos estaban protegidos por su dios y de alguna manera este dios les hacía dueños de su propia vida. Pensamiento, por cierto, muy egoísta, pero así estaban las cosas y eso hizo que se produjesen una serie de sucesos, los cuales casi no podrían vivir para contarlos.

Los sucesos que a continuación voy a relatar cambiaron, de nuevo, el curso de la ciencia, eso me dijo mi abuelo, que en paz descanse, el cual vivió en sus propias carnes el gran desastre que acontecía a la Tierra. Así pues, este será el testimonio que un abuelo dejó a su nieta, de aquella, niña, convertida hoy en una mujer.

Mi abuelo era un importante mandatario dentro de la NASA, era el mandamás o casi lo era, pues todo el mundo tenía plena confianza en él y en sus amplísimos conocimientos acerca del universo y todo lo que a él concernía. Había estado al frente de importantísimos proyectos, tales como el proyecto “Moonround” o el proyecto “Pinstock”. Ambos proyectos habían sido todo un éxito y a partir de ellos fue escalando posiciones hasta llegar a ser uno de los científicos más importantes de todo el mundo.
Mi abuelo se llamaba Anthony y llegada a una avanzada edad se negaba a dejar su trabajo, pues era algo que le apasionaba y que amaba con todas sus fuerzas. Me enseñaba muchas cosas acerca del mundo, del universo, etc... Muchas veces me contaba pequeños secretos acerca de su trabajo y yo juraba y perjuraba no contárselos a nadie, y así lo hice. Todo lo que sé se lo debo a mi abuelo y lamento con toda mi alma que hubiese acabo como acabó, pues se equivocó.

En una tarde de verano, mientras el Sol, o mejor dicho, el astro infernal brillaba con todo su esplendor, personas relacionadas con el trabajo de mi abuelo observaban el cinturón de asteroides, como hacían normalmente de manera rutinaria. En un principio, no observaron nada extraño, sin embargo pasadas unas horas empezaron a observar pequeñas anomalías cada vez más importantes. Los meteoritos se estaban desplazando de sus respectivas órbitas a velocidades cada vez más rápidas. A velocidades exorbitantes se acercaban a Marte cada vez más rápido. No daban crédito a lo que estaban observando. Rápidamente se dispusieron a realizar cálculos para llegar a conocer la relevancia del hecho.

Después de unas horas, llegaron a la conclusión de que el cinturón de asteroides se desplomaría hacia Marte, y podrían ocurrir dos cosas. Una era o bien que producirían en Martes graves repercusiones sin terminar con el planeta y por tanto sin afectarnos a nosotros, y la otra era que podría destruir el planeta, uniendo en su trayectoria sus restos convertidos en pedazos, cuya dirección era directamente la Tierra.
A esas alturas, todos los centro de investigación científica estaban al tanto de lo sucedido y empezaron a fabricar ideas para abordar la situación.

En el equipo de mi abuelo se comentaba que era un suceso extrañísimo, pues el cambio había sido de manera radical e instantáneo. Habían estado observando el cinturón de asteroides durante siglos enteros y se pensaba que estaba controlado, ya que se pensaba que el conocimiento del mismo era completo. No obstante, las leyes de la física, unidas con las de su dios, habían sido perturbadas, modificadas o simplemente les habían mostrado algo que desconocían completamente.

A las trece horas aproximadamente, se observó que el cinturón de asteroides había impactado con Marte, destruyéndolo por completo y efectivamente se estaba cumpliendo el segundo caso que pensaban que ocurriría. Así pues, la Tierra estaba en peligro.

Debido a las circunstancias, decidieron convocar una reunión a nivel extraurgente, donde evidentemente mi abuelo presidía la mesa.
Una vez que estaban todos reunidos, mi abuelo comenzó a hablar.
- Queridos compañeros, estamos hoy aquí reunidos de manera tan urgente, porque un horrible acontecimiento puede suceder en nuestro planeta. Debemos actuar rápido, de manera contundente y sin errores, de lo contrario, todo se podría ir al traste. Cualquier idea que tengáis o sugerencia, os ruego que me la comuniquéis. A mi edad, pocas cosas pueden ya sorprenderme, sin embargo, ésta ha superado todas las barreras y me ha pillado demasiado de improvisto.-Dirigió su mirada hacia un importante astrofísico y experto en física nuclear llamado Luccas- ¿Alguna idea Luc?
Como si de un ángel se tratara, Luc se levantó de su asiento de manera decidida y con las manos sobre la mesa dijo lo siguiente:
- Mi equipo y yo opinamos que se trata de un caso avanzado del antiguo efecto conocido como Yarkovsky, el cual originó grandes problemas hace muchísimos años. Para saber en qué consiste este efecto, lo explicaré a continuación. El efecto Yarkovsky provoca que los asteroides cambien sus órbitas como resultado del modo en que absorben el calor del sol en una de sus caras y lo irradian hacia atrás después mientras rotan. Esto produce un ligero desequilibrio que, lentamente, con el paso del tiempo, altera la trayectoria del objeto. Pero la clave es la siguiente: el efecto actúa con mayor intensidad en los objetos menores y solo débilmente en los mayores.
Como pueden observar, este efecto sólo afecta a asteroides de diminutas dimensiones, sin embargo, los asteroides que se acercan a nuestras proximidades, unidos con los restos del planeta Marte, rondan el Km. de diámetro, los cuales, si llegan a nuestro planeta ocasionarían efectos, seguramente irreversibles.
Así pues, algo se ha unido a este efecto para que esté sucediendo lo que está pasando. Desgraciadamente, desconocemos este efecto y sólo podemos decir esto.
Mi abuelo, resignado, asintió con la cabeza y el resto de los allí presentes empezaron a hablar entre ellos formando un murmullo. Mi abuelo pidió silencio y ordenó que todos volvieran a sus puestos y que se pusieran de inmediato a estudiar el caso de manera persistente para ver si podían averiguar algo más.

Todo el mundo salió de la sala e hizo lo que mi abuelo ordenó. Quedaron únicamente en la sala mi abuelo y Luccas. Éste le dijo:
-Anthony, estamos en un caso que tal vez nos supere, nunca he estado de acuerdo con las teorías que defienden los científicos más conocidos internacionalmente, ni tú mismo lo estás, y empiezo a sentir que todo esto haya siendo únicamente un mero engaño. Creo que sólo nos podemos defender nosotros, sabes tan bien como yo que no somos infalibles, sin embargo nadie dice lo contrario por temor a su carrera. ¿No crees que en parte nos merecemos todo esto?
-Luccas, entiendo tu posición, sin embargo, no es momento de pensar en eso, es el momento de pensar en cómo sobrevivir, en pensar en nuestros hijos, nietos, familia... Así que hazte un favor a ti y a los demás y empecemos a trabajar sobre ello. Las cosas cambiarán, ya lo verás, el mundo no puede vivir equivocado eternamente. ¿Sabes de alguien que pueda ayudarnos?
-Está bien. Se me ocurre una persona que tal vez nos sea de gran utilidad. Todos los centros de investigación científica están al tanto de lo sucedido, he hecho varias llamadas. En la AEE me han dicho que uno de sus profesionales tiene una idea bastante convincente para abordar el tema, sin embargo, nuestro equipo es el mejor del mundo y sería vital que estuviera con nosotros.
-Muy bien, pues consigue que esté aquí hoy mismo.
-De acuerdo.

A las pocas horas apareció el sujeto en cuestión, cuyo nombre era Angela, y se reunió con mi abuelo y Luccas, junto con algún otro miembro de la NASA. Mi abuelo se apresuró a presentarse y a iniciar la conversación por la cual ella se encontraba allí.
-Hola Angela, hemos tenido noticias de que puedes darnos a todos una solución al problema presente, y como bien Luccas, mi ayudante, te ha comentado, hemos pensado que lo mejor era que estuvieras entre nosotros para trabajar sobre ello. Como veo has accedido y me alegro por ello. Pues bien, puesto que el tiempo se nos echa encima, coméntanos pues de qué se trata tu idea.
-Hola a todos los presentes. Me daré la máxima prisa que pueda en explicar de la manera más escueta cuales son las presentes circunstancias.
Como bien me ha comentado Luccas, se trata de un caso avanzado del efecto Yarkovsky, sin embargo, tampoco conocemos las causas de este repentino cambio en la naturaleza de los hechos.
Los asteroides se encuentran ya a pocos kilómetros de la superficie atmosférica de la Tierra y podrían impactar sobre nuestro planeta, a una velocidad, calculamos, de unos 60.000 km/h, en el mejor de los casos. Se pueden imaginar ustedes las repercusiones que esto podrían ocasionar. Evidentemente, no todos los asteroides impactarán con la misma velocidad, sin embargo este es el promedio del que podemos hablar.
Como ustedes saben, para tantos millones de asteroides nos es imposible, a toda la civilización, destruirlos mediante bombas nucleares, pues lo único que lograríamos sería ralentizar su trayectoria hacia la Tierra, pero no desviarla. Lo ideal sería introducir las bombas nucleares en el interior de cada asteroide, pero eso, señores, es imposible.
Mi idea, por muy descabellada que les pueda resultar es la de modificar la gravedad. ¡Qué poderoso instrumento poseeríamos si pudiéramos modificar la gravedad, dirigirla a nuestro gusto, acumularla como la electricidad! Yo siempre he soñado con convertirme en la dueña de esa fuerza rebelde. Mi idea es disminuir la gravedad de la Tierra, a excepción de los polos.
-¿Cómo?- Preguntó mi abuelo, totalmente desconcertado.
-Forzaré al globo a girar más aprisa, y eso es todo.
Aumentaré la velocidad de rotación, y la fuerza centrífuga aumentará poco a poco, y todos los cuerpos que se hallan en la superficie de la Tierra se volverán más y más ligeros. Como consecuencia conseguiré que la fuerza centrífuga contrarreste la fuerza gravitatoria con la que se verán sometidos los restos de Marte al aproximarse a la Tierra, debido a la inercia del movimiento que siguen.
- Pero eso ocasionará graves problemas en La Tierra- Apuntó Luccas.
- Efectivamente-Contestó Angela-. Sin embargo, es la única solución que se me ocurre y nuestra única salvación.
Deberemos aumentar la rotación de la Tierra de tal manera que los hombres se vuelvan totalmente ligeros, es decir, que pierdan completamente su peso. Este aumento de velocidad ha de ser por lo menos de unas 20 veces, de tal manera que ambas fuerzas, centrífuga y gravitatoria se pueda compensar. A partir de este momento, la fuerza centrífuga ha de vencer a la gravitatoria para que los asteroides y restos de Marte consigan la deseada velocidad escape. Disponemos de los medios suficientes, pues nuestra tecnología es grandiosa, y conozco la manera de fabricar un aparato que consiga hacer lo que os estoy comentando.
Como es de prever, se debe alertar a todos los gobiernos de todos los países para que estén alerta y consigan mecanismos mediante los cuales, no “caer” hacia el cielo, pues de lo contrario, todos serían expulsados hacia el vacío si ninguna fuerza que se opusiera a dicho movimiento.
- ¿Y qué pasará con el oxígeno, mediante el cual somos capaces de respirar? ¿Qué pasará con la atmósfera? Sinceramente, me parece una idea totalmente descabellada. Sería como matarnos a nosotros mismos. ¿Cuál será el límite del aumento de la velocidad de rotación de la Tierra? ¿Será capaz de controlarlo? ¿Cómo sobreviviremos sin atmósfera?- Luccas no podía dejar de hacerse una pregunta tras otra.
- Entiendo su preocupación, y lo que usted pueda pensar de mí, ya que si a mí me hubiesen hablado de esta misma idea pensaría lo mismo que ustedes. Sin embargo, he de decirles que se podría conseguir.
Mediante el aparato que tengo diseñado construir en cuanto ustedes me den su aprobación, conseguirá que el problema quede resuelto. La atmósfera no se desprenderá de la Tierra, pues junto a mi artilugio, el cual llamaré “El velocímetro terrestre”, llevará incorporado un dispositivo, el cual actuará como una especie de imán macro escalar para retener nuestra atmósfera. Así pues, el oxígeno necesario para nuestra supervivencia, se concentrará todo en la capa más externa de la atmósfera terreste, por tanto debemos suministrar a toda la humanidad de mascarillas de oxígeno durante el tiempo que actúe el dispositivo, y calculo que será cuestión de minutos. Si ustedes me aprueban este proyecto, deberán hacer exactamente todo lo que les ordene para así conseguir resultados efectivos.
-Está bien, puesto que parece nuestra última salvación, le doy mi aprobación para desarrollar el proyecto y hacer todo lo que usted considere. -Dijo en última instancia mi abuelo.
-Gracias, me pondré inmediatamente a ello.
Abandonaron la sala y mi abuelo se quedó allí solo, pensando en el desastre que ocurriría en unos cuantos días. No tenía esperanza alguna en la supervivencia, se sentía fracasado por no haber aportado absolutamente nada al mundo, su mundo. Desde fuera lo vi allí solo, y entré con mi trenecito. Entonces me dijo unas palabras que nunca olvidaré:
- Claire, mi única nieta y tan amada nieta. Tu abuelito se siente muy frustrado, nunca seas como él, sé todavía mejor y nunca dejes que nada ni nadie te hagan sentir una completa inútil. Tú vales mucho y yo lo sé, te convertirás en toda una mujer. Y ahora vete, tu padre te está esperando.
Salí de allí, hacia el rencuentro con mi padre, y a la hora me enteré de que mi abuelo se había suicidado.
Luccas y el resto de los componentes de la NASA lo sintieron mucho, se sentían tristes, pero no podían dejar que les influyera en su trabajo, así pues continuaron fervientemente trabajando con la científica Angela.
Una vez terminado el proyecto y alertado cada rincón del planeta, se puso en marcha. Todos estaban preparados para vencer a la fuerza centrífuga, sujetados con fuertes materiales en la superficie terrestre. Así pues, empezó a funcionar el dispositivo, notando cada vez más la disminución de intensidad del campo gravitatorio terrestre. Todo el mundo estaba provisto de mascarillas de oxígeno, y no había ningún alma en ninguna calle de ningún rincón del mundo, el aviso fue todo un éxito, como era de esperar en tan avanzados tiempos.
Los minutos pasaban, y la fuerza centrífuga se hacía cada vez más y más grande. En el momento en el que los asteroides traspasaron la barrera 0, a partir de la cual la fuerza centrífuga tenía efecto espacial, la velocidad de los mismos empezaron a disminuir, hasta llegar a un punto en el que su velocidad se hizo 0, o eso detectaron los instrumentos terrestres. En ese punto, los asteroides empezaron a retroceder con una velocidad cada vez más creciente. Angela ordenó para el velocímetro terrestre, y así se hizo. La fuerza centrífuga se fue ralentizando, hasta que la gravedad volvió a vencer a la misma y conseguir su valor real. Al momento se desprendieron de las mascarillas, pues el oxígeno ya llegaba a sus pulmones. Lo habían conseguido, la Tierra estaba fuera de peligro y el pobre Anthony no estaba allí para verlo.
Bibliografía:

http://www.oarval.org/section3_8sp.htm
http://www.pluriversia.es/modules.php?name=News&file=article&sid=774
http://www.swissworld.org/es/ciencia/investigacion_espacial/
http://enciclopedia.us.es/index.php/Ley_de_Hubble
http://es.wikipedia.org/wiki/Cintur%C3%B3n_de_asteroides
Biblioteca de Ciencia Ficción 62, “LO MEJOR DE LA CIENCIA FICCIÓN SOVIÉTICA I”. A. y S. Abramov. A. Beliaev. D. Bilenkin K. Bulichev. A. Chejov. A. Dneprov.

domingo, 1 de febrero de 2009

¿Yo muerto? !Tú estás loco!

En la película “La esfera”, un grupo de científicos norteamericanos son reclutados por la Marina y embarcados en un submarino para desplazarse al fondo del mar, con objeto de investigar una antigua nave espacial en la que hay una misteriosa esfera. Entre los científicos, se encuentran un psicólogo, una bióloga, y los demás, no estoy segura, pero es muy plausible que entre ellos se encontrara un físico.

Uno de los aspectos que violan la física de manera imperturbable y todo lo que a ello rodea, es el grandísimo error de, en una escena, dejar que el psicólogo, salga fuera de la nave espacial sin traje ni nada, sólo con lo puesto. No sé a qué profundidad se encontrarían, desde luego a más de 500 metros seguro, no obstante, este dato no nos es muy relevante para lo que a continuación comentaré. Sabemos que en los líquidos, la presión aumenta linealmente con la profundidad debajo de la superficie. Cuando nos sumergimos en el mar, la presión sobre nosotros mismos, evidentemente aumenta. Los buzos, para soportar esta presión que ejerce el mar sobre ellos, aumentan la presión en el interior del traje, para que así la diferencia de presión entre el interior y el exterior del traje sea ínfimo. Si no fuera así, la presión exterior aplastaría al buzo. En la superficie del mar, la presión atmosférica es de 1 atmósfera, aproximadamente. Cada 1000 metros, la presión aumenta en un factor 100, lo cual es una cifra totalmente ingente para ser capaces de soportar sin traje alguno. Así pues, para poder soportar esta presión, en nuestro traje demos incrementar la misma unas 100 veces. Por tanto, por muy buen psicólogo que fuera, está claro que no sería inmune a la presión hidrostática a tal nivel isobárico. No sería capaz de nadar, ni de articular movimiento alguno, simplemente sería brutalmente aplastado, por mucho oxígeno que llevase en un tanque de aire comprimido sobre su espalda. Teniendo en cuenta este dato, el desenlace de la película no tendría nada que ver.

Acabamos de explicar, por qué el susodicho no sería capaz de salir sin su traje al mar, pues hemos explicado que la presión ejercida por un fluido aumenta linealmente con la profundidad. Sin embargo, si queremos ser más rigurosos, pondremos un ejemplo claro, donde se puede ver directamente esta relación.
Utilizaremos para ello una superficie volumétrica, prisma, donde la superficie de cada una de las bases es de 1 m2, simulación aproximada de la columna de aire que tendría que soportar un ser humano sobre sí mismo.


Introducimos el concepto de presión, teniendo en cuenta que el objeto, prisma, está sumergido en agua.

Y hacemos sencillas transformaciones a partir del concepto de densidad , despejamos la masa y sustituimos en la ecuación de la presión

y si tenemos en cuenta que el volumen del prisma de agua es

y lo sustituimos en la ecuación de la presión, nos queda


Es decir, la presión ejercida por el agua en un punto situado a una profundidad h de la superficie es igual al producto de la densidad d del agua, por la profundidad h y por la aceleración de la gravedad.

En general para un fluido


Si consideramos que la densidad del fluido permanece constante, la presión, del fluido dependería únicamente de la profundidad. Lo que ocurre que nos podemos encontrar un fluido como el aire o el agua del mar, que sus densidades no son constantes y tendríamos que calcular la presión en su interior de otra manera.

En la siguiente imagen, podemos observar como disminuye la presión con la profundidad, y como dato adicional también su relación con la temperatura.



Si suponemos que la nave espacial está sumergida en una profundidad, para no ser excesivamente exagerados, de 3000 metros, nos encontraremos entre la zona batipelágica y la zona abisopelágica. Pero, ¿Qué tipo de seres habitan esta zona? ¿Son capaces de habitarla seres de dimensiones tan espectaculares como los mostrados en la película? En una escena, se ve encima de la nave, una especie de calamar gigante, el cual no para de atacar a la nave. A esas profundidades, entre las zonas mencionadas anteriormente, los peces que en ellas habitan, tienen los ojos y los fotóforos pequeños; el sistema nervioso central está poco desarrollado; las branquias son reducidas; la vejiga natatoria, atrofiada -cuando no carecen de ella-; el esqueleto, débilmente osificado, y el corazón y los riñones, pequeños. Un calamar gigante habita a una profundidad de entre 400 y 600 m, es decir, en la zona mesopelágica, como podemos observar en la siguiente imagen.



Entre los peces de las crepusculares aguas mesopelágicas y los de las aguas batipelágicas, donde reina la más absoluta oscuridad, existen nota­bles diferencias, que responden a su adaptación a distintas condiciones ambientales. El pez mesopelágico tiene los ojos más grandes, y su reti­na, carente de conos, está compuesta sólo por bastoncillos, lo que, si bien no le permite distinguir los colores, le capacita, en cambio, para captar mayor cantidad de luz. Además, posee fotóforos, a menudo grandes y numerosos; sistema nervioso central bien desarrollado; sentido del olfa­to bastante agudo; esqueleto osificado; músculos bien formados; vejiga natatoria; branquias filamentosas, y corazón y riñones de gran tamaño. En esta descripción podríamos colocar a nuestro individuo.
Otra cosa que no me cuadra, es el momento del ataque a la nave.
Cuando el individuo, ser o cosa, ataca la nave, antes de ello, se puede observar que el mismo se acerca a una gran velocidad, la cual es detectada por nuestro protagonistas. A medida que éste se acerca, su sombra sobre la superficie superior de la nave aumenta, como si la luz no sufriera ningún tipo de dispersión en su paso a través del agua, como si a esas profundidades (3000 m.) la transparencia del mar se mantuviera constante.
El color del mar depende de la capacidad del agua de absorber y dispersar la luz.

Cuando un rayo de luz solar incide en el agua del mar, parte de sus radiaciones son absorbidas y transformadas en calor, y la otra parte es dispersada por las propias moléculas del agua, así como por las partículas en suspensión o por los microorganismos que viven en ella. Como bien sabemos, la luz solar está formada por radiaciones con diferente longitud de onda, lo cual constituye el espectro visible, pero como el comportamiento de la luz en estas circunstancias es diferente a como lo hace en la atmósfera, pues como bien hemos indicado, el fenómeno destacable en su comportamiento es el de la absorción.
El mar absorbe más rápidamente las radiaciones con mayor longitud de onda, (rojos y anaranjados), y las correspondientes a menores longitudes de onda son dispersados en el medio. Esta es la razón de que el color característico del mar sea un azul verdoso.


Aunque pueda parecer increíble, en las aguas oceánicas, el espectro electromagnético es capaz de alcanzar hasta l.000 metros de profundidad, pero nuestro ojo no es capaz de percibir la luz en inmersiones por debajo de los 50 metros. El tipo de luz al que ahora nos referimos nada tiene que ver con la franja de luz blanca visible. Así pues, si la máxima penetración del agua en el mar es de 1000 m., el supuesto de que nosotros pudiéramos observarla, éste sería el límite de profundidad, por debajo de esta cifra, evidentemente, no apreciaríamos la luz solar, pues estaría todo completamente oscuro.
Pues bien, en la película, en el momento del ataque del ser, se observa claramente la luz proveniente del astro solar, y su sombra diminuta, teniendo en cuenta que a continuación se traga la nave.
Otra curiosidad, o mas bien patada a la ciencia, es el momento en el que deciden crear un campo electromagnético, si mal no recuerdo, una vez que están dentro del ser, para así producir una descarga eléctrica y ser expulsados por el mismo. Cuando esto ocurre, pretenden que las superficies o volúmenes conductores sean, la propia nave y el agua que en su interior alberga. Como bien sabemos, el agua es una gran conductora de la electricidad, debido a su estructura atómica, y la nave, hecha de alguna sustancia metálica, es también una gran conductora, sólo hay que remitirse a la teoría de bandas. Así pues, la idea sería correcta, si no fuera por el ENORME fallo de que ellos están en contacto con la nave. ¿Cómo se salvan, si nuestro cuerpo está compuesto en un 70% por agua y, por tanto, somos unos extraordinarios conductores? En la película nadie muere electrocutado, ¿Cómo van a morir ante tan brutal descarga? Eso es imposible, ¡Por favor!
Supongo que en este artículo, os esperaríais que analizase físicamente la parte más trascendental de la película, la esfera, sin embargo, dejémoslo para el siguiente artículo, si no hay novedades.
Siento inseguridad acerca de la precisión de los datos, espero haber estado acertada, y lo más importante, no haberme equivocado de película... Aunque bueno, de todas formas, lo que importa es la física, ¿No?



Bibliografía:

http://www.portalplanetasedna.com.ar/presion_mar.htm
http://www.iac.es/galeria/hcastane/cine/Abyss.htm
http://perso.gratisweb.com/grupopascal/FLUIDOS%20Profe/FLUIDOS%20Profe/Carpeta%20unidad/Phidrostatica/index.htm
http://www.clubdelamar.org/propagacion.htm
http://www.drpez.com/drcol109.htm